CONVERSION DE MARIA VALLEJO NAJERA
La Cuaresma es tiempo de Conversión. Por ello me ha llamado la atención estos días leer el testimonio tan conmovedor de esta autora madrileña que relata con pelos y señales como pasó de una fe social y tibia a un verdadero encuentro con Dios y con su madre la Virgen María. Es curioso que allá por el año 2006, estuvo dedicada a su excepcional libro "Un mensajero en la noche", y ahora, casi 10 años más tarde, he conocido el trasfondo de su inquietud religiosa.
Los hechos
ocurrieron en Medjugorje (Bosnia), lugar al que durante la guerra de los
Balcanes realiza un viaje que marcará el resto de su vida. Dicha
experiencia está recogida en otro libro "El castigo de los
Balcanes".
María cuenta
así su experiencia, espero que la disfrutéis tanto como yo:
Llegamos a
Medjugorje y el primer día estaba muy rabiosa e insoportable. Me obligaron a ir
a Misa y allí tuvo lugar el primer milagro.
Saliendo de
la Iglesia llegó el momento clave en mi vida. Andando hacia un hangar, en mitad
de la nada, al aire libre, se paró todo lo que estaba a mi alrededor, la gente,
el ruido... Me asusté porque en tres segundos tuve el impulso de mirar hacia el
cielo, y algo supe fuerte me cayó encima, sé que era agua en forma de rocío y
sé que era un rocío de amor, un amor tan grande, tan grande que nunca
encontraré palabras humanas para describirlo.
En tres
segundos toda mi vida pasó por delante. Sé que vi todos mis pecados desde que
tenía conciencia. Yo pensaba que era santa porque no robaba, no mataba, adoraba
a mi familia, pero yo no hubiera logrado ir al cielo en aquel momento. Me
hubiera quedado en el purgatorio. El Señor me habló. Una voz de varón entró en
mi corazón y me dijo: "María, María, así es como te amo y así es como
amo a todo el mundo, pero nadie me corresponde".
Yo en ese
momento me quise morir, porque el amor era brutal. Y tuve un desgarro bestial
en el corazón por el dolor que mis pecados habían provocado en Cristo. El Señor
me hizo ver que el dolor que yo, con mis pecados, había hecho a otras personas
se lo había hecho principalmente a Él. Y fue ahí cuando me quise morir. Sentí
una vergüenza horrible de estar ante todo un Dios y ver que no le había dado
nada y que yo había recibido todo. Y le pedí al Señor que me llevara con Él,
con ese amor tan grande. Pero me dijo que no y que contara al mundo su amor y
todo de repente volvió a moverse.
Seguía
asustadísima. El corazón me temblaba y comencé a llorar por todos mis pecados.
Aprendí a rezar el Rosario y sólo quería confesarme. A la vuelta a Londres,
después de conocer al Señor, Comenzó el cambio más radical de mi vida. Solo
quería ir a Misa, rezar el Rosario, hablar de la Virgen... Cada vez que pasaba
por delante de una iglesia católica, sentía la necesidad de entrar. Era como un
imán y me quedaba sentada delante del Sagrario y lloraba sin parar.
Unos meses
después les conté a mi marido y a mi director espiritual lo que había pasado en
Medjugorje. Un mes después de aquella confesión, entré en una iglesia en la que
estaba expuesto el Santísimo y después de rezar, cuando ya me iba, una voz me
habló al oído y me dijo: "Gracias por venirme a ver un ratito". Nunca
más volví a escuchar voces. A partir de ese momento mi vida cambió y comencé a
ser una apestada, muchos amigos pensaron que me había vuelto loca, la editorial
con la que trabajaba me dejó de lado... Pero a pesar de tantos problemas y
cruces comenzaron grandes regalos...
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