La ostra herida
“La lección más importante que puede aprender el
hombre en su vida no es que en el mundo hay dolor, sino que depende de nosotros
sacar provecho de él, pues se nos ha permitido transformarlo en gozo” (R.
Tagore). “La maravillosa riqueza de la experiencia humana perdería parte de su
alegría gratificante, si no existieran limitaciones que superar. La cima de la
colina no sería ni la mitad de maravillosa, si no hubiera oscuros valles que
atravesar” (H. Keller).
Una ostra que no ha sido herida no puede producir
perlas. Las perlas son producto del dolor, el resultado de la entrada de una
sustancia extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o un
grano de arena. En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia
lustrosa llamada nácar. Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las
células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y
más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra. Como
resultado, se va formando una hermosa perla…
Hay un refrán que dice: “Con las piedras que me
arrojen, construiré mi casa”. Cuando la vida te entregue un agrio limón ¿por
qué no lo exprimes y te tomas una agradable limonada? La capacidad de
transformar un menos en más, es propia del hombre que no se deja frenar por los
obstáculos, sino que se apoya en ellos mismos para proyectarse mucho más
adelante. Que medites esta posibilidad y la hagas una realidad en tu vida.