La hormiga y la paloma
Ser agradecidos es propio de corazones
nobles. No es lo común. Cuando Jesús curó a diez leprosos, sólo uno
regresó a dar las gracias. El reconocimiento de los favores recibidos
hace quedar bien consigo mismo por haber hecho lo justo y correcto.
Desde luego, el que beneficia debe hacerlo por pura bondad. Pero le es
grato verse agradecido.
Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse. Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una ramita y la arrojó a la corriente. Montó encima la hormiga salvándose. Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. Lo vio la hormiga y lo picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el vuelo. (Esopo)
Ser agradecido es una virtud humana muy
digna.
Dar las gracias por un favor es una forma concreta de reconocer que lo que han hecho por nosotros, nos agrada y beneficia. Poco de lo que somos o poseemos lo hemos logrado por mérito propio. Generalmente, se lo debemos a alguien. Aprovecha hoy toda ocasión de decir sencillamente, “Muchas gracias”.
Dar las gracias por un favor es una forma concreta de reconocer que lo que han hecho por nosotros, nos agrada y beneficia. Poco de lo que somos o poseemos lo hemos logrado por mérito propio. Generalmente, se lo debemos a alguien. Aprovecha hoy toda ocasión de decir sencillamente, “Muchas gracias”.