sábado, 13 de febrero de 2016

LAS BUENAS PERSONAS



LAS BUENAS PERSONAS

Las personas buenas saben madrugar con el sol, saludan con amor cada amanecer; están alegres, activas y optimistas; hablan poco y con sencillez; no hablan mal de nadie; elogian, estimulan y sirven sin interés, tienen para los demás un buen deseo; no hablan de sí mismos, saben perdonar, no maldicen, no mienten, no engañan, no exageran, ni tergiversan. 

Las personas buenas procuran ser pacientes y humildes; hacen algo por la felicidad de otros, conceden la razón y no disputan; reconocen sus errores y sus limitaciones; no se creen sabios ni poderosos, ni mejores que los demás; no humillan, ni acusan, ni subestiman, ni censuran la moral ajena. 

Las personas buenas son sinceras, leales y agradecidos; no revelan secretos ni propios ni ajenos; no ridiculizan, ni maltratan; saben mirar y sonreír como los niños; no ponen acechanzas ni subyugan, no gritan ni amenazan; saben usar sus manos solo para aliviar, enseñar y bendecir. 

Las personas buenas tienen la capacidad de compartir su vida con los demás. Son gente honesta, tanto en las palabras como en los hechos; son sinceros y compasivos, y siempre se aseguran de que el amor forme parte de todas las cosas que hacen. 

Las personas buenas tienen la capacidad de brindarse a los demás y ayudarlos frente a los cambios que enfrentan en la vida. No temen mostrarse vulnerables; creen en su singularidad y están orgullosos de ser lo que son. 

Las personas buenas se permiten el placer de acercarse a los demás y preocuparse por su felicidad. Han llegado a comprender que es el amor lo que marca toda la diferencia en la vida. 

Las personas buenas no dicen todo lo que saben; aprecian a los demás y cuanto hacen, no son avaros ni envidiosos; actúan con serenidad y con decoro; se adaptan a todo y a todos, no hacen chismes, saben callar y no se meten nunca en vidas ajenas; aman a su cónyuge y son fieles; en la prosperidad no se envanecen, y la desgracia no los abate, porque saben hacer la voluntad del Padre, cualquiera sea la idea o creencia que tengas de Él.


jueves, 4 de febrero de 2016

UNA SONRISA



UNA SONRISA
Autor: Madre Teresa de Calcuta
Una sonrisa en los labios alegra nuestro corazón,

conserva nuestro buen humor,

guarda nuestra alma en paz,

vigoriza la salud,

embellece nuestro rostro

e inspira buenas obras.

Sonriamos a los rostros tristes,

tímidos, enfermos, conocidos,

familiares y amigos.

Sonriámosle a Dios con la aceptación

de todo lo que El nos envié y

tendremos el merito de poseer

la mirada radiante de su rostro

con su amor por toda la eternidad.

Las palabras de Cristo son muy claras,

pero debemos entenderlas como una

realidad viviente, tal como El las propuso.

Cuando El habla de hambre,

no habla solamente del hambre de pan,

sino hambre de amor, hambre de ser

comprendido, de ser querido.

El experimentó lo que es ser rechazado porque

vino entre los suyos y los suyos no lo quisieron.

Y El conoció lo que es estar solo,

abandonado, y no tener a nadie suyo.

Esta hambre de hoy, que esta rompiendo vidas

en todo el mundo destruyendo

hogares y naciones, habla de no tener hogar,

no solamente un cuarto con

techo, pero el anhelo de ser aceptado,

de ser tratado con compasión, y que

alguien abra nuestro corazón para recibir

al que se sienta abandonado.