jueves, 25 de febrero de 2016
jueves, 18 de febrero de 2016
sábado, 13 de febrero de 2016
LAS BUENAS PERSONAS
LAS
BUENAS PERSONAS
Las personas buenas saben madrugar con el sol, saludan con amor cada amanecer; están alegres, activas y optimistas; hablan poco y con sencillez; no hablan mal de nadie; elogian, estimulan y sirven sin interés, tienen para los demás un buen deseo; no hablan de sí mismos, saben perdonar, no maldicen, no mienten, no engañan, no exageran, ni tergiversan.
Las personas
buenas procuran ser pacientes y humildes; hacen algo por la felicidad de otros,
conceden la razón y no disputan; reconocen sus errores y sus limitaciones; no
se creen sabios ni poderosos, ni mejores que los demás; no humillan, ni acusan,
ni subestiman, ni censuran la moral ajena.
Las personas
buenas son sinceras, leales y agradecidos; no revelan secretos ni propios ni
ajenos; no ridiculizan, ni maltratan; saben mirar y sonreír como los niños; no
ponen acechanzas ni subyugan, no gritan ni amenazan; saben usar sus manos solo
para aliviar, enseñar y bendecir.
Las personas
buenas tienen la capacidad de compartir su vida con los demás. Son gente
honesta, tanto en las palabras como en los hechos; son sinceros y compasivos, y
siempre se aseguran de que el amor forme parte de todas las cosas que
hacen.
Las personas
buenas tienen la capacidad de brindarse a los demás y ayudarlos frente a los
cambios que enfrentan en la vida. No temen mostrarse vulnerables; creen en su
singularidad y están orgullosos de ser lo que son.
Las personas
buenas se permiten el placer de acercarse a los demás y preocuparse por su
felicidad. Han llegado a comprender que es el amor lo que marca toda la
diferencia en la vida.
Las personas
buenas no dicen todo lo que saben; aprecian a los demás y cuanto hacen, no son
avaros ni envidiosos; actúan con serenidad y con decoro; se adaptan a todo y a
todos, no hacen chismes, saben callar y no se meten nunca en vidas ajenas; aman
a su cónyuge y son fieles; en la prosperidad no se envanecen, y la desgracia no
los abate, porque saben hacer la voluntad del Padre, cualquiera sea la idea o creencia
que tengas de Él.
jueves, 4 de febrero de 2016
UNA SONRISA
UNA
SONRISA
Autor:
Madre Teresa de Calcuta
Una sonrisa en
los labios alegra nuestro corazón,
conserva
nuestro buen humor,
guarda nuestra
alma en paz,
vigoriza la
salud,
embellece
nuestro rostro
e inspira
buenas obras.
Sonriamos a los
rostros tristes,
tímidos,
enfermos, conocidos,
familiares y
amigos.
Sonriámosle a
Dios con la aceptación
de todo lo que
El nos envié y
tendremos el
merito de poseer
la mirada
radiante de su rostro
con su amor por
toda la eternidad.
Las palabras de
Cristo son muy claras,
pero debemos
entenderlas como una
realidad
viviente, tal como El las propuso.
Cuando El habla
de hambre,
no habla
solamente del hambre de pan,
sino hambre de
amor, hambre de ser
comprendido, de
ser querido.
El experimentó
lo que es ser rechazado porque
vino entre los
suyos y los suyos no lo quisieron.
Y El conoció lo
que es estar solo,
abandonado, y
no tener a nadie suyo.
Esta hambre de
hoy, que esta rompiendo vidas
en todo el
mundo destruyendo
hogares y
naciones, habla de no tener hogar,
no solamente un
cuarto con
techo, pero el
anhelo de ser aceptado,
de ser tratado
con compasión, y que
alguien abra
nuestro corazón para recibir
al que se
sienta abandonado.
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